Propuestas sobre el río Henares

GT Medio Ambiente

«Conocer para valorar, imitar para persistir.»

El ser humano en muy pocos años ha transformado, por completo, una herencia que fue sabiamente conformada por el Planeta durante millones de años, fruto de un modelo de desarrollo insostenible, guiado por un profundo desconocimiento de las reglas de la naturaleza y por la falta de visión de futuro, de responsabilidad con las generaciones futuras, y aderezado con una dosis importante de soberbia y codicia.

El resultado, es la profunda crisis global en la que estamos inmersos. Una crisis no solo económica sino también ambiental o ecológica, demográfica, climática y energética e íntimamente relacionada con una profunda crisis social, que se viene manifestando desde hace décadas en cuestiones como el deterioro profundo de los ecosistemas, la desaparición o reducción de especies, la contaminación generalizada, el agotamiento de los recursos o la injusticia social. Hemos apostado, consciente o inconscientemente, por un modelo que pone en peligro no solo la biodiversidad sino la propia existencia del ser humano de la que depende.

El río Henares nace en Horna, en Sierra Ministra y se une al Jarama en Mejorada del Campo, tras recorrer unos 160km. Durante milenios ha conformado un rico y fértil valle. Un río que ha acogido y permitido la existencia de diferentes civilizaciones gracias a las cuales podemos disfrutar de un rico Patrimonio cultural, histórico y arqueológico y que actualmente y a pesar de la intensa actividad humana sigue conformando el ecosistema con mayor variedad de formas vivas de nuestra Comarca.

Pero esta intensa presencia humana ha supuesto también un profundo deterioro del río Henares y de su frágil y vulnerable espacio fluvial al que se encuentra íntimamente unido. Un deterioro fruto del histórico exceso de explotación de sus posibilidades y que ha conllevado el deterioro de la calidad de sus aguas, la degradación de sus bosques y la destrucción de amplias superficies de su vega debido desarrollo urbano, industrial y de infraestructuras. Le hemos domesticado construyendo embalses en sus afluentes y barreras en sus costados, le hemos contaminado y arrinconado.

Ante estas evidencias es preciso y urgente que hagamos todo lo posible para que el río no siga deteriorándose y, por el contrario, recuperar siempre que sea posible, su naturalidad, guiándonos por el sentido común y criterios técnicos y científicos frente a los habituales criterios políticos y/o especulativos. Tenemos una deuda contraída con el río, que nos reclama a voces la recuperación de su dignidad, su funcionalidad y su espacio. Es un reto urgente de afrontar. Hay que desandar el camino y valorar lo que nos ofrece, considerándolo un preciado bien colectivo; un reservorio de vida que debemos hacer llegar a las generaciones venideras en unas condiciones muy mejoradas.

El río no es solo el cauce por el que discurre el agua sino también e íntimamente unido, toda la zona contigua afectada por su dinámica fluvial como pueden ser las zonas de inundación o el límite hasta el que podemos encontrar su característico bosque.

En definitiva, el estado del río Henares es el reflejo, a pequeña escala, del estado en el que se encuentra el Planeta. Alcalá de Henares tiene un compromiso, desde lo local, con el conjunto del Planeta y con las generaciones futuras. Recordemos que navegamos en un barco demasiado pequeño y todos sus ocupantes estamos obligados en mantenerlo a flote. Comprometernos con el Henares es comprometernos con el Ser Humano. Todo está unido.

Propuestas

Para conseguir la reconciliación con el río Henares, pedimos:

  • Un modelo territorial respetuoso con el medio natural y social desde una perspectiva de conjunto, de Cuenca Hidrográfica; un modelo que renuncie a continuar urbanizando el río y su vega y que acepte las limitaciones que impone el recurso agua. Para ello es preciso empezar declarando todo el espacio fluvial como Suelo No Urbanizable Protegido por parte del Ayuntamiento en su Planificación Urbanística. También es preciso ordenar todos los usos que se producen en el río, desde el agrícola al recreativo o el de conservación de la naturaleza.
  • Respeto a la legislación que afecta al río y su espacio fluvial. A pesar de que el Henares es un Espacio Protegido incluido en la Red Natura 2000, para aumentar su nivel de protección solicitamos que sea declarado Parque Natural. Incluimos también la necesidad de un mayor celo, eficacia y coordinación de todas las Administraciones competentes en el control y vigilancia del espacio fluvial, de los usos y actividades. También pedimos la aprobación de una Ordenanza Municipal que consolide su protección.
  • Constitución de Consejos Locales del Henares, en los que confluyan todas las partes  interesadas en la gestión y toma de decisiones sobre el río (vecinos y ciudadanos, ecologistas, ampas, consumidores, investigadores, políticos…) para valorar y, en su caso, apoyar, planes y proyectos que busquen la conservación y recuperación, tanto del ecosistema y espacio fluvial como del patrimonio histórico-cultural asociado.
  • Respeto del río y su vega, conservando lo que queda sin urbanizar y recuperando todo lo que sea posible hasta alcanzar un buen estado ecológico; la vuelta a su estado de naturalidad desde un profundo conocimiento de su funcionamiento: recuperación de caudales, de sus aguas limpias, de sus bosques de ribera y de sus sistemas naturales.Recuperar la naturalidad del río implica evitar y corregir los impactos que sufre como son la sobreexplotación, deterioro y contaminación, el desarrollo urbanístico y de infraestructuras, la agricultura intensiva, las graveras, los tendidos eléctricos, las ocupaciones ilegales, la pérdida del bosque de ribera, las escombreras… La recuperación del espacio fluvial requiere de actuaciones fundamentales como son el establecimiento de caudales ambientales y el retranqueo de motas para ganar zonas de vega como llanuras de inundación para favorecer los procesos de deposición de sedimentos y nutrientes que recuperen la fertilidad de los suelos y el bosque de ribera.
  • Renunciar a construir parques urbanos en la ribera y vega del Henares y, por el contrario, apostar por su naturalidad. Es necesario facilitar el disfrute social del Henares sin transformarlo, diseñando una sencilla red de senderos de firme natural.  Se trata de acercar el río a la ciudad pero no la ciudad al río; de disponer de más naturaleza en el río y de más parques en la ciudad. Recordemos que un parque urbano supone una alteración importante del medio natural, movimientos de tierras, vegetación que no es la del lugar, una gran inversión económica, un elevado consumo de agua y de productos químicos, obra civil, alumbrado, caminos de zahorra, bordillos y pavimentos, mobiliario urbano, instalaciones y redes.
  • El río necesita muy poca inversión económica. Tan solo es necesaria en los ámbitos de vigilancia, limpieza de basuras y recuperación de su naturalidad. Un río y su entorno, en estado natural, se sustenta por sí mismo sin necesidad de la intervención humana.
  • Incorporar al río Henares a los indicadores de calidad de vida de nuestra ciudad.
  • Gestión unitaria del agua de la Cuenca, tanto la superficial como la subterránea, que se centre en cubrir las necesidades humanas reales, que huya del despilfarro y se base en la reducción del consumo, el ahorro, la eficiencia sobre todo en aquellos sectores que consumen más como son la agricultura y la industria, la depuración efectiva y la reutilización para disminuir nuestra presión sobre la Cuenca y sus recursos. Se trata de gestionar la demanda en vez de la oferta. Alcalá de Henares consume unos 369 l/hab/día frente a los 272 de Madrid o los 120 de Vitoria. Tenemos mucho que mejorar. Es preciso incorporar la valoración económica de su gestión integral y la recuperación de los costes en el precio del recurso, garantizando siempre la gratuidad de un volumen básico, considerando el agua como un bien colectivo, de gestión pública y participativa.
  • Una agricultura renovada y respetuosa con el río, con la naturaleza y con las personas. Una agricultura ecológica, sin transgénicos, que apueste por el ahorro del agua y por la no utilización de productos químicos o que, al menos, aplique buenas prácticas agrícolas.

Comentarios cerrados.